¿Qué hace tan atractivo a este peculiar enclave
mediterráneo? ¿Qué ver en Niza? ¿Qué placeres no hay que perderse y qué lugares
conviene visitar?
Niza
Los griegos fundaron esta peculiar ciudad en la costa
Azul alrededor del año 350 a. C., pero cambió de manos muchas veces antes de
integrarse en Francia en 1860.
Con sus 350.000 habitantes, este tradicional refugio para ricos y, a menudo, famosos, destaca por
ser un verdadero imán para personas adineradas de muchas nacionalidades y con
ellos, a gran cantidad de turistas, lo que convierte a Niza en una ciudad cosmopolita.
A pesar de su pasado histórico, su atractivo actual no
atrae precisamente a los amantes de la arquitectura y de monumentos históricos,
pero es realmente digno de ver el animado
casco antiguo que hay sobre el puerto: un pintoresco laberinto de calles,
callejones, y casas interesantes. Otros de sus atractivos culturales son la capilla de la Misericordia (una
catedral barroca del siglo XVII que posee un campanario atípico), y el palacio Liscaris, con su exquisito
estilo italiano.
¿Qué
otros atractivos culturales ofrece Niza? En este sentido, la
ciudad tiene una oferta bien amplia. El museo
Chagall presenta vidrieras de dicho artista. También conviene visitar el
museo dedicado a Matisse y el Musée des Beaux-Arts, que exhibe el yeso
original de El beso de Rodin. El
Museo de Arte Moderno y Contemporáneo se ubica entre cuatro torres conectadas,
lo cual le da un cierto dramatismo. Y desde aquí, ¡otra vez a disfrutar del
mar!
Pero el verdadero y actual atractivo de Niza se centra en
su facilidad para ofrecer a sus visitantes una fabulosa ocasión para experimentar un enclave mediterráneo muy veraniego
(a pesar de que no tiene playas de arena) y animado. La ciudad rezuma sofisticación gracias a sus impresionantes hoteles
de lujo, sus villas clásicas del siglo XIX, sus plazas, jardines y fuentes. El
famoso Promenade des Anglais, recorre
la herradura de la Baie, con sus cafeterías al aire libre y los restaurantes
elegantes.
¿Qué
más ver en Niza? ¿Qué conviene no perderse? La
vista desde las ruinas del castillo que preside el pueblo (es una subida que
cuesta lo suyo, pero realmente vale la pena); el ajetreado mercado diario del Cours Saleya, que vende productos
frescos, y los lunes, numerosas antigüedades; la catedral de San Nicolás, una
impresionante iglesia ortodoxa construida en 1859 y que ahora es un monumento
nacional francés; el barrio de la colina
de Cimiez, la zona con más clase de toda Niza.
¿Y
los placeres culinarios de la ciudad? No abandones Niza
sin degustar la pissaladière, una
especialidad local que consiste en un sabroso pastel de cebolla, anchoas y
aceitunas. Y a continuación, o cada vez que no puedas resistirte, un helado de la famosa Glacier Fenocchio,
frente a la catedral.
¿Cuándo
visitar Niza? Pues en cualquier época excepto de mediados de julio a mediados de agosto, porque está
masificada y hace demasiado calor.
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