¿No puedes olvidar "aquello" que te ocurrió?
¿Le das mil vueltas en tu cabeza y sigues sufriendo por ello?
Nos gustaría olvidar el
pasado, pero no somos capaces. Su recuerdo condiciona casi todos los días de
nuestra existencia, atormentándonos, impidiéndonos disfrutar de la vida.
Sufrimos una y otra vez con el recuerdo de aquello que ojalá nunca hubiésemos
vivido. Es como si nuestra mente “pasase” una y otra vez la misma película, la
historia de un pasado que nos marcó para siempre.
Sabemos que el pasado no
existe, como tampoco existe el futuro. Y que sólo tenemos el presente. Lo
sabemos, lo entendemos, pero nuestra mente parece no asimilarlo y vuelve a
reproducir continuamente la misma película. Es bueno entender que no es culpa
nuestra, ese es el modo en el que trabaja la mente de casi todo el mundo. Es un
engaño de nuestro “ego” que nos impide ser conscientes del “ahora”.
Pero tenemos que ponerle
freno a este terrible mal. No seremos libres ni felices mientras sigamos
sufriendo por algo que ya no existe y que jamás volverá. Estamos cargados de
odio, rencor, culpa, ira y sentimos autocompasión. No podemos olvidar a los que
nos hicieron “aquello” en el pasado, incluso aunque ya ni siquiera estén vivos.
En cambio, lo más triste
de todo es que sólo nos perjudicamos a nosotros mismos, que sólo nosotros
sufrimos. Muchas veces las personas que nos hicieron sufrir ni siquiera piensan
en ello de vez en cuando, y mucho menos imaginan todo el odio y rencor que les
guardamos. O ni siquiera les importa, vete tú a saber.
Es horrible que esto sea
así. Pero peor es comprender que cada vez que recordamos aquel momento o
momentos del pasado, los únicos que sufrimos somos nosotros.
¿Vamos a seguir
consintiendo eso? ¿No hemos sufrido ya demasiado? Recordar y revivir el pasado
una y otra vez es un castigo terrible para nuestro cuerpo, mente y espíritu. ¡A
nadie más le importa o perjudica!
Tenemos que decirnos…
¡BASTA!
Debemos de comprender que
nuestro cuerpo no sabe distinguir si lo que estamos pensando está ocurriendo realmente
o sólo está en nuestra mente. Al recordar los hechos traumáticos de nuestro
pasado, nuestro cuerpo vuelve a experimentar toda aquella tensión, odio, miedo,
ira… como si estuviese ocurriendo de nuevo. Se activan los mismos músculos, se
producen idénticas reacciones químicas,… Es terrible lo que nos hacemos al
desconocer estos procesos.
De hecho, ni nos podemos
imaginar la cantidad de enfermedades (incluido el cáncer) que traen como
resultado los pensamientos y emociones negativas. Un resentimiento prolongado
(o miedo, ira, autocompasión) enferma el cuerpo. Seguro.
Es tan injusto que además
de haber sufrido en el pasado en manos de otros, ahora, aunque sea sin
pretenderlo, seamos nosotros los que nos hacemos un daño incalculable. Estamos
sufriendo y enfermándonos, perdiéndonos vivir el presente con plenitud… por
algo que sólo ocurrió una vez (aunque fuese durante mucho tiempo).
Además, aunque no pretendo
justificar a nadie, tenemos que ver las cosas desde la perspectiva de los
adultos que ahora somos. Es terrible lo que nos hicieron sufrir, pero… ¿Acaso
nosotros no habremos herido, aunque sea un poco, a otras personas? ¿Habrá
en algún lugar alguien que recuerda a diario un daño que les hayamos causado?
Reflexionemos sobre ello...
Sea o no sea así,
entendamos que las personas a veces cometemos errores y que nos equivocamos.
Que todos somos víctimas a veces, y otras, verdugos. Y que hay personas que no
saben nada del amor ni de la vida, que están enfermas de odio o egoísmo.
Personas equivocadas que muchas veces reaccionan así porque están llenas de ira
por lo que otros les hicieron a ellos en su propio pasado.
De cualquier modo, ahora tenemos
que preocuparnos de sanar nuestras emociones. Y aunque la idea de perdonar nos
resulte insoportable, es lo único que puede liberarnos del dolor del pasado.
Perdonar no es algo que tenemos que hacer por los demás, sino que nosotros seremos los únicos beneficiados.
Tú eres el que se sentirá
libre si sabes perdonar. Tú eres el que mantendrá o recuperará su salud. Hay
que poner el pasado en su sitio. Tenemos un presente, y un futuro que se define
con nuestro modo de pensar en el presente. Y somos los únicos dueños de
nuestros pensamientos.
No dejes que los malos
recuerdos del pasado y el rencor estropeen el resto de tu vida. HAZLO POR TI, YA HAS SUFRIDO
BASTANTE.
Un abrazo. Xeles
Fraga
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