Amanece en Zaragoza y el corazón se sobrecoge ante la visión de un cielo sembrado de torres y cúpulas. El alma tiene sed de cultura, y te arrastra a descubrir una ciudad en la que el arte te susurra los secretos que la convirtieron en historia. Estás en Zaragoza, disfrutando de la calidez de un pueblo que te brinda, con la misma humildad, su cariño y los vestigios de su orgulloso pasado.
Callejeando, te encontrarás con tres de las muchas joyas de Zaragoza. Desde luego la primera visita te dejará extasiado: el mayor templo barroco de España, La Catedral de Nuestra Señora del Pilar, con frescos de Goya entre otras muchas maravillas. Desde luego, irrepetible. Después La Seo (Catedral del Salvador), con su mezcla de estilos románico, gótico, barroco y mudéjar. Y no menos cautivador, el Palacio de la Alfarería.
Pero en seguida descubrirás que en Zaragoza cada plaza, cada calle, hasta el último rincón rezuma tradición y leyenda. Pero no sólo de las artes vive el hombre. En paz con el mundo de la cultura, lánzate a uno de otro de los grandes placeres de Zaragoza: sus bares de tapas, las deliciosas raciones regadas con su buen vino, y un acogedor ambiente de charla y tapeo. Si vas al mediodía… es difícil no repetir a la noche. Yo no pude resistirme…
Para hacer la digestión nada mejor que un paseo junto al río. ¿Es el Ebro el que embellece aún más a Zaragoza… o es al revés? Déjate envolver por la fragancia y el murmullo del caudaloso Ebro antes de embarcarte en una nueva aventura. Pronto será hora, si te apetece, de disfrutar de la amplia oferta de conciertos, actuaciones y espectáculos que atraen a Zaragoza a tantas personas.
Y es que Zaragoza es también una ciudad de vanguardia, moderna y activa que ha sabido conjugar con un gusto exquisito, modernidad y tradición. Mientras las luces anaranjadas realzan la monumental belleza de Zaragoza, la ciudad se despliega en los muchos y variados locales nocturnos. Nada mejor que disfrutar de una copa antes de regresar al hotel para recuperar fuerzas, que mañana te fundirás en nuevos horizontes de placer, tanto en la ciudad como en los alrededores…