Magia, Belleza, Cultura y Elegancia se aúnan en Viena, una de las ciudades más impactantes de Europa. Descubre qué ver en Viena.
¿Qué hace tan especial a la ciudad de Viena?
Hoy, en nuestra sección de Escapadas, vamos a descubrir muchos de los tesoros que nos aguardan en la capital de Austria.
La mágica ciudad de Viena se alza a orillas del Danubio, con colinas boscosas al norte y al oeste. El río fluye por dos canales artificiales, construidos para evitar las inundaciones, y que han formado una pequeña isla en medio de ellos. Viena es elegante, magnífica y culta, y es célebre por el arte y la música. El casco histórico de la capital de Austria fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Viena tiene una historia más que interesante. Desde sus inicios romanos en el año 15 a. C., la ciudad ha cambiado de manos muchas veces. En el siglo XVIII hizo su aparición la arquitectura barroca, y la música clásica fue proporcionada por los Habsburgo, atrayendo a Mozart y Beethoven a la ciudad, a los que seguirían después Schubert y los Strauss. A los músicos se les añadieron muchos artistas y escritores, convirtiendo a Viena en uno de los puntos culturales más poderosos de Europa.
El monumento más simbólico de Viena es la esbelta y grácil aguja de la catedral de San Esteban. Construida sobre los restos de una antigua iglesia, algunos de los cuales incorporaron a la catedral, es una obra maestra del gótico del siglo XIV, con un magnífico techo de tejas en el que surge la simbólica águila austriaca. Su púlpito y el altar son realmente hermosos, y tanto en el exterior como en el interior de la catedral podemos contemplar imponentes esculturas.
También en la ciudad vieja se encuentra otra joya vienesa: El Palacio Imperial (Hofburg), rodeado de otros bellísimos e interesantes edificios. Por ello, para disfrutar y sumergirse en el ambiente de la capital, lo mejor es recorrer esta zona a pie.
Y todavía más magnífico es el Scholss Schonbrunn, encargado por Leopoldo I, y en el que la cámara del tesoro contiene tal cantidad de oro y piedras preciosas (laicas como religiosas), que no sabrás hacia donde dirigir la vista.
Tampoco puedes perderte el museo Kunsthistorisches, el Palais Liechtenstein, la Kariskirche y el Scholss Belvedere.
Disfruta tu estancia en Viena, y tendrás la impresión de que te queda mucho por ver. Quizás en tu próxima visita, porque seguro que volverás.