La DEPRESION es una enfermedad injusta que trastorna por completo la vida del que la padece y la de los que le rodean. Además suele ser un trastorno incomprendido por quienes no la han padecido, lo que aumenta el sentimiento de desesperación del que la sufre. En cambio, la depresión es la enfermedad mental más frecuente.
Se presenta mayor número de casos de depresión entre las mujeres que entre los hombres. También, aunque puede presentarse a cualquier edad, la depresión suele aparecer entre los 35 y los 55 años, debido a la mayor presión de las responsabilidades, así como a la frustración ante la realidad. Y es que esa vida que tenemos se parece poco a la que un día soñamos, y creemos que es tarde para cambiar, triunfar o tener éxito en la vida…
Básicamente existen dos tipos de depresión: exógena y endógena.
La depresión exógena suele ser producida por un suceso personal importante, como puede ser la muerte de un ser querido o una separación. Si la profunda tristeza permanece, puede derivar en algo más serio.
La depresión endógena se manifiesta sin que aparentemente exista ningún hecho desencadenante; nada parece explicar el origen ni la intensidad de los síntomas del paciente. La depresión endógena se considera más grave que la exógena y a veces es necesario localizar y tratar el trauma o conflicto interior desencadenante o asociado.
Aquí detallo una serie de SÍNTOMAS que pueden evidenciar una depresión:
Tristeza profunda y un deseo incontrolado de llorar: Se trata de un sentimiento arrasador, de una emoción muy profunda. Se pierde el placer de vivir y el deseo de dar afecto a los demás.
Apatía general: Una persona con depresión pierde las ganas de todo, hasta de vivir. La apatía es total y nada le proporciona alegría ni placer.
Insomnio y/o trastornos del sueño: La depresión va acompañada casi siempre de INSOMNIO Puede costar quedarse dormido o despertar a media noche y no volver a conciliar el sueño.
Algunas personas experimentan el efecto contrario, duermen demasiado. Se cree que se trata de un mecanismo de defensa frente a los conflictos.
Sentimiento de estar aislado: Las personas con depresión suelen sentirse solos, como apartados del resto del mundo. Tienen la impresión de no tener nada en común con los demás.
Falta de apetito: La mayoría de los afectados reflejan una pérdida de peso, ya que el apetito disminuye.
Pérdida del deseo sexual: En los casos de depresión, el hombre puede padecer impotencia y la mujer frigidez. En cualquier caso, el interés por el sexo desaparece.
Falta de energía: El paciente es presa de un cansancio excesivo e injustificado, sobre todo antes del mediodía.
Descuido del aspecto físico: Incluso de la higiene personal.
Dificultad para tomar decisiones básicas: Le cuesta mucho tomar decisiones, incluso las más simples.
Sentimiento de inutilidad: La persona afectada suele infravalorarse y creer que no sirve para nada.
Falta de concentración: La mente parece incapaz de enfocarse en nada en concreto. El paciente se vuelve distraído y puede experimentar fallos en la memoria.
Miedos injustificados, obsesiones… Además de creerse víctima de enfermedades imaginarias, y es presa de pensamientos derrotistas.
Sensaciones y dolores desagradables (e injustificados): dificultades para respirar, dolores erráticos, sudores nocturnos, mareos, vértigo, taquicardias, dolores musculares y de cabeza, etc.
Pensamientos suicidas: Suelen aparecer pensamientos autodestructivos y obsesivos sobre la muerte. Es muy importante ponerse en manos de un profesional si surgen este tipo de pensamientos. Un 15% de las personas con depresión terminan suicidándose.
Si después de leer esto crees que tienes depresión debes de buscar ayuda profesional, alguien que trate a fondo tu problema y analice tus sentimientos.
Pero puedes empezar hoy mismo a aliviar los síntomas de la depresión y a mejorar lo antes posible. Hay una serie de consejos muy útiles que te ayudarán a “arrancar”, algunos de los cuales te indico aquí: