Realmente la persona que padece dependencia emocional suele manifestar este patrón de comportamiento a lo largo de toda la vida… salvo que sea consciente de ello y busque el modo de solucionarlo. La dependencia emocional se manifiesta como una necesidad enfermiza de la otra persona, y hay que destacar que la inmensa mayoría de los que la padecen son mujeres.
Es necesario reconocer los síntomas para buscar una solución, para no recrear una y otra vez la misma película, buscando en otras personas –repito, normalmente inadecuadas- algo que sólo puedes conocer si aprendes a amarte y respetarte a ti mismo. No hay nada que temer, el amor no depende de una persona y nadie puede darte ese amor que tanto deseas si no aprendes a amarte a ti mismo ¡No mendigues amor, tú eres rico en él!
La dependencia emocional tiene su raíz en la infancia, seguramente recrea la relación que tuviste con uno de tus padres, o la que tenía uno de ellos hacia el otro. Ellos tampoco lo sabían, y por lo tanto no supieron enseñarte la regla de oro de la felicidad: ámate a ti mismo, ámate realmente, y a tu vida sólo acudirán personas capaces de darte más amor y tratarte con el respeto que te mereces.
Sí, para superar la dependencia emocional es necesario comprender que somos seres maravillosos con todo el amor que necesitamos en nuestro propio interior. Claro que no es fácil… ¿Cómo vas a amarte si no te conoces en absoluto? Conocemos a los demás pero no nos conocemos, y eso requiere el coraje de estar a solas en el silencio, como nos gustaría estar con nuestro enamorado.
No es bueno en absoluto agobiar a nadie con nuestro “apego enfermizo” (no te sientas culpable, tú no eras consciente de lo que hacías ni porqué), así que además de por nosotros mismos tenemos que superar la dependencia emocional por el bien de todos los que nos rodean.
Yo he descubierto que el origen de mi dependencia emocional radica en que busco en los demás el apoyo y la confianza que no siento en mí misma. He sido toda mi vida como un náufrago que no sabe a qué lugar pertenece y se aferra a un tronco en la mitad del océano para tener un hogar. La dependencia emocional, en mi caso, se debe a mi sensación de no “tener raíces”, es decir, no sentirme realmente parte de nada y mucho menos de mí misma.
En el próximo artículo te hablaré de la meditación de Osho llamada “Echando raíces”, que me está ayudando a centrarme de un modo increíble, y no sólo a superar mi dependencia emocional sino que también a conocerme mejor y sentirme al fin… en casa en mi propio ser.
