¿Sabías que los colores influyen física, psíquica y emocionalmente en nosotros? Pues seamos conscientes o no, esa es la realidad. La cromoterapia es el método que utiliza la energía vibratoria del color para tratar ciertas enfermedades y trastornos emocionales. Desde la Antigüedad se conoce la influencia del color en el ser humano, y la cromoterapia actual aplica ese conocimiento utilizando los avances de nuestra época.
Fueron muchas las grandes culturas que daban enorme importancia a la cromoterapia en el tratamiento médico de las enfermedades. En el siglo IX, el médico árabe Avicena escribió sobre la aplicación de la cromoterapia en la cura de las enfermedades. Después de siglos de olvido, a partir del XVIII resurgió el interés médico por este método de sanación.
Cada uno de los colores emite una vibración única que nos afecta de modo diferente. Esto es bien conocido y utilizado para otros fines, muy distintos a la cromoterapia. No es casualidad, por ejemplo, que en los restaurantes de comida rápida predomine el color naranja. Los diseñadores saben que este color estimula el apetito y dispara las ventas.
La Cromoterapia ataca los males que alteran nuestra salud utilizando la vibración de los colores para que sintonice con nuestra vibración bioenergética. Es un método suave, saludable y sin efectos secundarios, apto para cualquier edad y patología. Además el uso de la cromoterapia complementa y ayuda a la medicación, y puede aplicarse junto con otros métodos de curación naturales.
En muchos casos, la cromoterapia supera en número de curaciones a otras técnicas más populares. Su campo de acción es múltiple, y abarca desde una mejora del estado de ánimo o del estrés, hasta el tratamiento de la hipertensión, depresión, ansiedad, obesidad, anorexia, bulimia, problemas reumáticos u óseos, etc… Según el problema o el individuo en cuestión, los resultandos se harán latentes con mayor o menor rapidez.
Los resultados pueden sorprender por su rapidez y resultados, como en el caso de quemaduras y traumatismos. De todas formas, es importante resaltar que la cromoterapia no es un método de diagnóstico, el cual debe provenir de un profesional médico. También, hay que decir que existen algunas opiniones en contra sobre la eficacia de la cromoterapia.
Para realizar el tratamiento de cromoterapia en un centro dedicado a ello, la habitación debe de ser completamente blanca, para poder recibir totalmente la luz del color que nos hayan indicado. Es conveniente vestirse con el mínimo de ropa, y preferiblemente blanca y de tejidos naturales. Las sesiones de cromoterapia suelen durar una media hora, y durante al menos 15 días para empezar a ver resultados.
Existe dos tipos principales de cromoterapia: la luminosa y la molecular. En la cromoterapia molecular, se hace pasar luz blanca a través de unos filtros que consigue que se transforme en rayos de luz coloreados. En la molecular, las emisiones provienen de la materia y no de la luz, como en el caso anterior (por ejemplo, utilizando pomadas o cremas con el color adecuado, o gotas homeopáticas coloreadas).
Pero independientemente de que estemos enfermos o no, e incluso si deseamos beneficiarnos de la cromoterapia aplicándola a nuestro día a día, es mucho lo que podemos hacer al respecto. A la hora de pintar nuestra casa o habitación, vestirnos e incluso alimentarnos, el conocimiento de la influencia de los colores puede mejorar mucho nuestra calidad de vida.
El Feng shui, el Ayurveda… son muchas las disciplinas que hacen de la cromoterapia una parte básica de sus aplicación a la vida cotidiana. Es sabido que a la hora de alimentarse correctamente es necesario tener en cuenta el color de los alimentos en nuestra dieta. Los de color verde son relajantes; los rojos, amarillos y anaranjados, estimulan y dan energía, etc…
